jueves, agosto 05, 2010

Travesía de verano MMX - 1



Jue 5 Puerto Tomás Maestre – Santa Pola

Nos disponemos a hacer la travesía más larga todos juntos. Ya sé que para la mayoría de la gente, hacer una singladura de 40 millas no supone ningún esfuerzo pero, en nuestro caso, la logística tiene que estar muy bien calculada en función de nuestra tripulación. Por tanto, aparte de las vituallas típicas de cualquier travesía y de los juegos que van permanentemente estibados a bordo del YULUKA, se han incluido lápices de colores, papel para dibujar o escribir, libros adecuados a las distintas edades y, por primera vez, a los mayores se les ha permitido llevar sus reproductores MP4. Para ello, acabamos de instalar tomas de mechero y USB en los camarotes. Sirven para los ventiladores a 12 V. que hemos comprado para evitar el calor nocturno.

Los días previos se siente la incertidumbre de la meteo, de que nada falle. En la verificación, me doy cuenta de que el equipo de viento no marca ni rumbo ni intensidad. Me da rabia, porque en estos años me he acostumbrado a esta ayuda a la navegación. Busco a algún profesional que lo pueda reparar, pero no me pueden atender por las fechas. Este hecho no me puede detener: me hago con un par de trozos de lana, de unos 40 cm y los ato a sendos obenques de babor y estribor. Como en los viejos tiempos. La mente vuela a mi padre, que me enseñó a comprobar la dirección del viento con un simple giro de cabeza.

El día 5, viendo que la previsión es buena y que la singladura no es excesiva, decidimos retrasar la salida al puente de las 11, en lugar del de las 9, como estaba inicialmente pensado.

Los mayores recuerdan sus tareas y las realizan convenientemente: recogida de las defensas, adujado de cabos que no están en uso… Puntualmente salimos por el canal de El Estacio y el viento de costado nos permite ir a unos 5 nudos a vela. Suficiente para llegar a una hora razonable a Santa Pola.

Sé que en poco tiempo pasaremos las almadrabas de San Pedro del Pinatar y hago turnos de vigilancia en la proa. El objetivo es más lúdico que náutico, puesto que la responsabilidad última

no se puede dejar en manos de los grumetes, pero ellos lo desarrollan con celo. Además, voy estrenando el programa Navionics en mi Xperia X10 mini y verifico que está al día en toda la información que va indicando. Desde luego, una gran ayuda.

El vigía de turno realiza su labor con diligencia y va dando cuenta de cualquier detalle digno de interés. Poco a poco el cansancio y el sol van haciendo mella y los hacemos venir a la bañera.

Sé que las primeras horas las van a dedicar a investigar las novedades a bordo.

Y lo hacen: las chicas se han metido en la cabina y, entre otras cosas, descubren un libro de piratas, comprado en Lidl dos semanas antes, que dan a conocer a todos

como el gran tesoro escondido. Lo cogen con entusiasmo y los mayores van leyéndoselo a los pequeños. Parece de calidad.

Entre juegos y risas llegamos a Marina Miramar, donde el trato es exquisito, como siempre. Tras un paseo por la ciudad, descubrimos una pizzería que parece pequeña, hasta cutre, pero cuyas pizzas son del tamaño justo, de masa fina y muy ricas. Volveremos.

Volvemos al puerto y ahí pasamos la noche pensando en la singladura del día siguiente. De los tres camarotes, el de babor lo ocupan las chicas, el de estribor los chicos y el de proa los papás.


...Y así lo vio la tripulante que estuvo todo el viaje haciéndome la competencia escribiendo su propia bitácora:



1 comentario:

Dasumo Tres dijo...

40 millas pueden ser pocas o muchas, entiendo que con la tripulación del YULUKA son muchas. Los futuros navegantes prometen. Esperamos el resto del relato de la singladura.
Saludos