martes, mayo 01, 2012

Travesía MMXII - 1 - Singladura 4 ¡y última!

Esta entrada es la cuarta y última de una serie que empieza aquí)

Un nuevo día en la Marina Internacional de Torrevieja a bordo del YULUKA.

La chiquillería no ha renunciado a pasar el día en el Mar Menor haciendo windsurf, lo que nos obliga a madrugar.

Desayunamos y zarpamos aunque alguno sigue durmiendo... ¡a las 9:45 de la mañana!


Es increíble el cambio de meteorología de un día para otro: ayer viento para regalar y hoy apenas una ligera brisa indeterminada. Habrá que izar la vela Volvo.

Vamos con el tiempo demasiado justo para llegar a la apertura del puente de El Estacio de las 12:00. Y más teniendo en cuenta que tenemos que hacer una parada técnica en S. Pedro del Pinatar y descargar dos tripulantes para que recojan el coche -que dejamos ahí hace tres días- y lo lleven al Tomás Maestre, dando todo el giro al Mar Menor.

Recordamos que el coche no arrancó el último día por problemas de batería, por lo que es posible que haya que empujarlo. Todos tendremos que desembarcar.

Hacemos el plan: atracamos en tiempo récord y salimos todos corriendo hacia el coche para que, en el caso de que haya que empujar, todos estemos disponibles. Una vez arrancado, damos media vuelta los cuatro que seguiremos por mar y ponemos rumbo al Canal de El Estacio. Y todo ello en menos de 5 minutos, so pena de tener que esperar a la siguiente apertura, a las 14:00, lo que nos supondría no poder disfrutar del windsurf por la tarde.

Así hacemos. Aún recuerdo la cara del marinero saltando al pantalán y viéndonos correr los 300 metros que nos separaban del aparcamiento, estilo Equipo A. Primer intento: el coche arranca a la primera. ¡BIEN! Todo el mundo a bordo de nuevo. 300 metros de nuevo, soltar amarras y vuelta a la bocana. La operación ha resultado fantástica pero la ETA nos da para las 12:10.

Cuando estamos acercándonos, no vemos más barcos para entrar, por lo que nos tememos que no nos dará tiempo. Preguntamos por radio y nos confirman que hay muchos barcos para salir y, como está previsto, el puente permanece abierto hasta que salga el último. Y llegamos. Aún nos sobra tiempo para regodearnos en el paso.

Atracamos. Nos dan la bienvenida los que concluyeron por tierra, que también han llegado sin novedad. 





Los adolescentes van a desfogarse con el optimist y los adultos a recorrer el Mar Menor a bordo del YULUKA, en una de esas navegaciones que crean afición: viento, mar y temperatura ideales. Vuelta a la Perdiguera



y regreso al Tomás Maestre a comer en la Cantina Chihuahua, tan entrañable como siempre.

Por la tarde, sesión windsurf y canoa. Me hicieron meterme en el agua, aunque no lo tenía previsto, hasta el atardecer.





Y despedida de La Manga con un arroz en caldero para quitarse el sombrero en el Mesón Murciano, con sus doraditas y todo.


Creo que el YULUKA ha logrado conquistar un grupo de nuevos adeptos a la navegación a vela. Ha hecho que la sal les corra por las venas y ya sabemos que eso es para siempre.



FIN
(de momento)